Elegir profesión: Un camino no exento de dificultad

Mientras algunas personas ya desde la infancia o adolescencia tienen claro a qué se
quieren dedicar en la edad adulta, cuál es su vocación, otras tienen que recorrer un
largo camino para descubrirlo. ¿Por qué se abandonan tantas veces los primeros sueños? ¿En qué se fundamentaban?
De la consistencia de estos primeros sueños y sus fundamentos depende en gran parte que perduren a lo largo del tiempo y que aquella persona joven que proyectaba
desempeñar una profesión de mayor, la acabe desempeñando.
Los orientadores profesionales saben mejor que nadie que no todos los jóvenes tienen
clara su vocación y muchos de ellos, al acabar los estudios obligatorios, se encuentran
perdidos y en un mar de dudas.
¿De quién son los sueños que intentamos cumplir?
Ésta es una cuestión crucial: ¿Son nuestros sueños o son los que alguien ha
proyectado en nosotros? ¿Estamos luchando y gastando energías para conseguir
nuestros objetivos o para conseguir objetivos ajenos?
Cuando no hay un interés y una motivación propia, surgen resistencias que de forma
más o menos consciente, bloquean y no dejan avanzar.
En la consulta de psicología vemos casos en los que se manifiestan esas resistencias,
como sucedió con Marc, un chico muy creativo cuya madre no quería que estudiara
Diseño porque no les parecía una carrera suficientemente seria y con futuro. Marc,
siguiendo las preferencias de la madre, empezó una ingeniería que dejó al cabo de tres años, durante los cuales sólo aprobó dos asignaturas.
Debido a que la ingeniería ni le gustaba ni motivaba, malgastó gran cantidad de energía intentando contrarrestar sus resistencias internas ante una elección que no era
propiamente suya y por tanto, no tenía sentido para él.
Las visiones parciales y distorsionadas sobre las profesiones: un problema a la hora de escoger
En las sesiones de orientación vocacional, no es raro observar una visión parcial o
distorsionada sobre alguna profesión. Ese fue el caso de Julia, una estudiante de
Bachillerato que manifestó su deseo de ser azafata porqué le gustaba viajar, sin tener en cuenta ningún otro aspecto de esta profesión.
Escoger profesión fijándonos solo en un aspecto o pequeña parte de la misma nos
aboca a sorpresas no siempre agradables y en muchos casos, a la decepción. Después de la intervención psicológica, Julia reflexionó, se informó y finalmente tomó la decisión de estudiar Educación infantil dejando los viajes para el tiempo libre.
A fin de que el conocimiento de los estudios y las salidas profesionales sea lo más
ajustado posible a la realidad, sería de gran ayuda que se implementara una
información más exhaustiva de los campos profesional en las escuelas, durante la ESO
y el Bachillerato.
Asimismo, es importante analizar el perfil profesional (científico, social, artístico,
administrativo, empresarial-emprendedor o técnico) y a partir de éste, informarse
sobre los estudios y profesiones adecuadas a este perfil.
El apoyo familiar, necesario para superar los momentos críticos
Tener el apoyo familiar en los momentos críticos de indecisión, frustración o cambio es
fundamental para superarlos de la forma más satisfactoria posible.
Cuando un hijo o hija se da cuenta de que no ha acertado en la elección de carrera o
formación profesional, la crítica y la descalificación de los padres no va a contribuir a
solucionar el problema. Tampoco será de ayuda que se le retire el apoyo emocional y
económico, si realmente los padres pueden asumir el coste.
Estas acciones afectarán a su autoestima, generarán culpabilidad e incrementarán su
malestar psicológico. En cambio, el apoyo incondicional ayudará a transitar la crisis y a
encontrar nuevos caminos.

¿Qué se entiende por éxito?
Igualmente importante es la concepción del éxito profesional: ¿se trata de ejercer una
profesión de prestigio o una profesión que tenga sentido para la persona?
Es decir, ¿hasta qué punto el éxito se concibe de cara a los demás o de cara a uno
mismo? ¿Compensa desarrollar un trabajo que no gusta por el hecho de que está bien
valorado y “queda bien”? ¿Dónde ponemos el acento: en obtener reconocimiento o en
buscar la excelencia en un trabajo en el que no traicionemos a nuestros valores?
Algunas conclusiones
De todo lo mencionado, podemos concluir que antes de escoger un itinerario
académico, hace falta plantearse una serie de cuestiones:
Cuáles son nuestras motivaciones, nuestros intereses.
Cuáles son nuestros objetivos
Cuáles son nuestros valores y nuestra concepción de éxito profesional.
Cuál es nuestro perfil profesional.
A partir de aquí, toda persona debe informarse ampliamente para obtener un buen
conocimiento sobre aquello a lo que se quiere dedicar. Así evitará las visiones parciales
y distorsionadas que llevan a la frustración y el desengaño.
En definitiva, se trata de iniciar una búsqueda, en primer lugar hacia
adentro y después hacia fuera, para encontrar una profesión que encaje
con nuestro perfil y nuestros valores, un trabajo que tenga sentido, que nos
guste, nos interese y, en el mejor de los casos, ¡nos apasione!.
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